Hoy vamos a hablar del alma, más parte más compleja de nuestro ser y la parte más difícil de controlar porque ella contiene nuestras emociones, nuestra mente y nuestra voluntad. Se cree que el sitio de residencia del alma es el corazón y cuando nos han causado heridas emocionales esto lleva a lanzar expresiones como “siento como un puñal en el corazón” “me duele el corazón”, “tengo una espina en el corazón”
Dios en su infinita sabiduría nos ha dado provisión de palabra de tal forma que cuando nuestra alma se inquieta por alguna situación que nos preocupa, podemos decirle la expresión que está en el salmo 62:5
“Solo en Dios aquiétate alma mía, porque de El procede mi esperanza
Cuando estamos abatidos, porque hemos perdido el ánimo y las fuerzas debemos hablarle al alma y decirle
“porque te abates, oh alma mía, y te turbas dentro de mí? Espera en Dios; porque aún he de alabarle, salvación mía y Dios mío según lo expresa el salmo 42:5 y 42:11.
Cuando estamos temerosos o cansados le debemos decirle a nuestra alma: “Marcha oh alma mía con poder según lo declara el libro de Jueces 5:21 B
Si nos encontramos fatigados y cansados digámosle a nuestra alma; “Solo en Dios, halla descanso mi alma, de El viene mi salvación, (Salmo 62:1)
Y si he entrado en inquietud y en angustia le digo a mi alma: “¿Porque voy a inquietarme? ¿Porque me voy a angustiar? En Dios pondré mi esperanza y todavía lo alabaré, Él es mi salvador y mi Dios, así lo dice el salmo 42:1
Y en todo tiempo debo estar ordenándole a mi alma “Alaba, alma mía al Señor; alabe todo mi ser su santo nombre. Salmo 103:1, esta es la esencia para vivir en contentamiento y disfrutar de la alegría que expresa proverbios 15:13: “el corazón alegre hermosea el rostro”, y esa alegría me la produce el sometimiento a mi Rey y Señor Jesucristo.
Por: Luz Stella Ortiz de Román
Presidente Fundadora Compañía RSO s.a.